La reciente derrota de Lula Levy por apenas un 2,3% en su candidatura a la Legislatura porteña dejó una sensación amarga en el escenario político juvenil y universitario de la Ciudad. Representante de Evolución, el espacio que lidera Martín Lousteau dentro de la UCR, Lula no era solo una candidata más: venía con el peso simbólico de haber sido presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas en 2017 y 2018 . y posteriormente presidenta de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) desde 2021 hasta 2024, el brazo universitario del radicalismo.

¿Pierde peso el discurso universitario en la agenda política?

Desde hace años, el radicalismo ha intentado sostener una bandera: la defensa de la educación pública, y en especial, de las universidades nacionales. Martín Lousteau ha hecho de la defensa de la UBA un elemento central en su narrativa política. En ese contexto, Levy aparecía como una especie de encarnación natural de ese discurso. Sin embargo, su derrota abre preguntas más profundas: ¿está perdiendo peso el discurso universitario en la agenda de la Ciudad? ¿O fue simplemente una derrota coyuntural?

Muchos pueden pensar que no se puede sobredimensionar esta elección legislativa. Pero la elección de Levy no era una prueba para saber si el electorado porteño se continua sintiendo interpelado por las figuras que emergen del mundo universitario y que defienden la educación pública desde una lógica progresista o republicana. Su derrota sugiere que, al menos hoy, ese discurso no moviliza de la manera en que solía hacerlo.

También hay que tener en cuenta otra dimensión: Levy representaba a una juventud universitaria más institucionalizada, más ligada al sistema, a las estructuras partidarias tradicionales. Tal vez ese formato hoy no conecta con la nueva juventud, que se politiza más en redes, en causas puntuales, o en el desencanto. En otras palabras, no es solo la universidad la que pierde fuerza simbólica: tal vez es cierto modelo de militancia el que ya no interpela.

Creo que resulta clave preguntarnos qué implicancias tiene esta derrota para Evolución. Lousteau apostó fuerte por su lista, y especialmente por figuras como Levy, que buscaban tender puentes entre la política y la comunidad educativa. Si esos puentes no fueron suficientes, quizá haya que revisar qué se está dejando de escuchar, o por qué no alcanzó el respaldo en un distrito que históricamente ha sido terreno fértil para los discursos meritocráticos y universitarios.

La pregunta queda abierta: con esta derrota histórica ¿pierde también la universidad como motor político en la Ciudad? O al menos, ¿pierde la idea de que desde allí se puede construir poder real?