CFK: “Tenemos que dejar el ego de lado”
Dr. Coach, Mr. Consultant Humor Político
Coach (C): Buen día, Cristina. ¿En qué querés trabajar hoy?
Cristina (CFK): En el ego. Absolutamente. Dije en Corrientes: “Tenemos que dejar el ego de lado”. Lo dije para mí… y para otros también.
C: ¿A qué te referís con “dejar el ego de lado”?
CFK: A soltar la soberbia, la necesidad de tener siempre razón, de que te obedezcan sin chistar. Aunque en mi caso… también espero obediencia. Qué querés que te diga. Como le dije a Bianco: "¿Vos me vas a explicar a mí, que soy la número uno, cómo se canta la marcha?" ¡Absolutamente desubicado!
C: ¿Qué es para vos el ego?
CFK: El ego… es esa vocecita que quiere controlar todo, que necesita reconocimiento permanente. Leí una vez a Eckhart Tolle, que decía: "El ego no es quién sos, sino quién pensás que sos." No lo dice así pero más o menos. Bueno, yo a veces pienso que soy el peronismo. Pero no es sano eso. Hay que distinguir. Hay que ceder… un poquito. Aunque sea.
C: ¿Y a qué te referías con que otros también tienen que dejarlo?
CFK: Axel, por ejemplo. Lo adoro. Es un compañero brillante. Pero tiene su ego, como todos. Cuesta. Cuesta que entienda que lo que uno señala es para cuidar, no para dañar. Y encima lo rodean algunos que lo envalentonan, que quieren nuevas canciones, nuevas formas ¡A mí no me van a jubilar con una guitarrita y un Renault Clio!
C: ¿Cómo sabés que el ego te está jugando en contra?
CFK: Porque me enojo. Me pongo reactiva. Y porque siento que, si no marco la línea, las cosas se desbandan. Pero también me pesa. A veces me miro y pienso: "Basta, Cristina, soltá un poco."
C: ¿Qué querés lograr con esta sesión?
CFK: Serenarme. Volver al centro. No dejar que el orgullo o la historia me impidan hacer lo que hay que hacer. Y si tengo que nombrarlo a Axel… lo haré. Aunque sea una vez.Lo importante es caminar La Matanza, volver al barro, al territorio. Ahí es donde el ego no te sirve de nada.
C: ¿Qué valor tiene lograr eso?
CFK: El de construir poder real, sin que se te vuelva en contra. Y el de evitar que la historia se repita… pero para peor. Mirá… esto no lo puedo decir en público. No así, al menos.Pero a vos, coach, te lo digo: Con Alberto ya me pasó.Le di todo. Absolutamente todo.La lapicera, el bastón, el respaldo, el voto. Y él… se la pasó de fiesta en Olivos, paveando en Instagram con modelos y tocando la guitarra como si gobernara un centro cultural. Confundió prudencia con parálisis.Lo quise acompañar, contener, guiar…Pero la verdad es que me ganó el ego: pensé que podía manejarlo. Que era una buena estrategia. Y al final, fue él quien manejó… directo al fracaso y ahora la corremos de atrás.
C: ¿Y qué te está pasando con eso?
CFK: Me cuesta. Tengo una historia. Un carácter. Un peso simbólico. ¿Sabés lo que es vivir sabiendo que en cualquier momento la Corte puede bajarte el martillo y convertirme en la primera dos veces presidenta y una vez vive presa de este país? A veces me cansa ser símbolo. Pero me niego a salir por la puerta chica. Me iré presa o muerta pero jamás jubilada.
C: ¿Qué creencias aparecen ahí?
CFK: Que si yo no hablo, nadie lo hace. Que si no cuido lo que construí, me lo roban. Que no se puede confiar del todo en nadie. Ni siquiera en los propios. Absolutamente nadie.
C: ¿Y qué te impide cambiar?
CFK: El miedo a desaparecer. A que un día diga algo… y no tenga eco. Y también la bronca porque me alejaron de mis propios votantes.
C: ¿Y con todo esto, Cristina… qué lugar ocupa el miedo?
CFK: (Pausa. Suspira) No suelo decirlo en voz alta… pero el miedo está. Absolutamente. Tengo miedo de ir presa esta semana.
C: Te escucho decir que hay miedo, pero también , podemos decir, decisión.
CFK: Sí. Porque como le dijo Manes a “Fanmilei”: “El coraje no es la ausencia de miedo, es ir para adelante con miedo” Y eso es lo que nos juega hoy. No se trata sólo de mí. El alarmismo y el egoísmo pueden tentarnos… pero yo sé que no estamos acá para eso.
C: ¿Y entonces qué vas a hacer esta semana para avanzar en eso?
CFK: Voy a actuar. Voy a caminar La Matanza y toda la Tercera. Voy a hablar con la gente, con los compañeros. Y voy a nombrarlo. Una vez. A Axel. Voy a bancar en silencio… lo justo. Pero marcaré lo necesario. Porque el silencio también es conducción. Y porque, como le dije a Parrilli y a Máximo: “La decisión es mía. Absolutamente mía.”
C: ¿Y todo eso lo pensaste vos?
CFK: Lo conversé. Lo medité. Lo analicé con ellos. Pero como siempre … la decisión la tomo yo, Coach.