Victoria Villarruel: "Ser protagonista no es traicionar; es cumplir con mi deber"
Coach (C): Buen día, Victoria ¿Qué querés trabajar hoy?
Villarruel (V): Quiero ser protagonista de este momento de la Argentina. Eso es lo que me mueve. Ser parte activa de lo que se está definiendo en la historia del país. Y, sí, quiero ser presidenta. No es por ambición vacía. Es porque tengo una visión, una forma distinta de ejercer el poder. Porque quiero que me vean.
C: ¿A qué te referís con “ser protagonista”?
V: A no ser espectadora. A no ser la que acompaña desde el costado. A tomar decisiones. A ser la que representa a quienes nunca tuvieron voz. No me eligieron para callar ni para aplaudir. Me eligieron para cumplir con mi rol constitucional. Y eso es lo que hago, aunque muchos no lo soporten.
C: ¿Qué emociones se te activan cuando sentís que te quieren correr de ese rol?
V: Bronca. Frustración. A veces tristeza. Pero también fuerza. Porque cada ataque confirma que estoy incomodando lo que hay que incomodar.
C: ¿Y cuánto te importa —del 1 al 5— que te reconozcan como líder?
V: Cinco. Porque el reconocimiento no es vanidad. Es legitimidad. Es poder transformador. No quiero ser una figura decorativa. Quiero incidir. Decidir. Gobernar.
C: ¿Qué te impide hoy dar ese paso con más fuerza?
V: El “jamoncito” —así le digo a Milei—. Él no habla, no saluda, no explica. Me ve como una amenaza. Si no me quería, que hubiera puesto a Karina o a la “Limones”. Pero me eligió a mí. Y ahora, porque cumplo con la ley, porque no soy servil, me llama traidora. El colmo es que el llorón de Majul le pregunta a Bullrich si yo tengo que renunciar… ¡Por hacer mi trabajo!
C: ¿Y qué te genera escuchar las críticas de Bullrich?
V: Me duele. Yo quise Seguridad. Lo pedí. Tengo trayectoria, compromiso. Y se lo dieron a Bullrich, que ponía bombas en jardines. Y Defensa se lo dieron a Petri, que parece un muñequito de Toy Story. Yo no pedí premios, pedí responsabilidades.
C: ¿Cómo estás manejando esas críticas públicas?
V: No me engancho con los insultos de los bobos detrás de un teclado. Pero me preocupa el nivel de odio. Algunos me dicen montonera, kirchnerista, traidora. Otros me atacan por ser mujer, por tener carácter. Pero acá estoy. Firme. Porque sé que estoy cumpliendo con mi deber.
C: ¿Qué parte de vos se fortalece en todo esto?
V: La convicción. Porque cada vez más argentinos me ven. Ven firmeza sin odio, orden con sensibilidad. Yo viajo en avión de línea. No uso los del Estado, como hacen Milei y su hermana. Y no tengo miedo a decir lo que pienso. Cuando el presidente decida comportarse adultamente, podré saber cuáles son sus políticas. Mientras tanto, cumplo con mi deber.
C: ¿Qué acciones vas a tomar esta semana?
V: Recorrer. Escuchar. Hablar con la gente. Mostrar que se puede hacer política sin escándalos ni sectarismo. Yo no soy la vice de una secta, soy la vicepresidenta de todos los argentinos.
C: ¿Qué te gustaría escuchar?
V: Que no me arrodillé. Que no me corrompí. Que defendí la República cuando todos se callaban. Que no fui cómplice del ajuste salvaje. Que cuando otros abandonaron sus convicciones, yo me mantuve firme. Que llegué a la Rosada no por venganza, sino por destino.
C: ¿Hay algo más que quieras decir antes de cerrar?
V: Sí. Basta de falsos dilemas. O sos de Milei o sos traidor. No. Yo soy de la Argentina. Y si fuera desleal, hace rato estaría haciendo merengue con lo que veo. Pero no. Razonar con rectitud también es revolucionario.
C: ¿Y todo eso lo pensaste vos sola?
V: No. Lo hablé con Mario. Con “Pato” Russo. El colega de Santi Caputo que inventó todo. Y sí, capaz algunos no lo entienden. Pero prefiero rodearme de quienes me dicen la verdad y no de quienes me aplauden cualquier cosa.