En el primer semestre de 2025, la balanza comercial energética registró un superávit cercano a los 3.800 millones de dólares, el más alto en 35 años. Este resultado representa un cambio estructural en un sector que históricamente funcionaba como un drenaje de divisas, marcado por altos niveles de importación para abastecer la demanda interna.

Boom petrolero: la balanza comercial energética logró su mayor superávit en 35 años

El logro se explica, en buena medida, por el fuerte incremento de la producción de petróleo y gas, con un papel protagónico de Vaca Muerta, que hoy aporta alrededor del 60 % del crudo no convencional del país. La mayor capacidad de producción interna redujo la necesidad de importar energía, especialmente gas, y permitió abrir espacio para incrementar las exportaciones.

A la vez, el avance en infraestructura, como la ampliación de gasoductos y obras de transporte energético, potenció la capacidad de llevar el recurso desde las cuencas productoras hacia los mercados, tanto locales como externos.

Seg��n estimaciones, el complejo de petróleo y gas ya explica entre el 13 % y el 14 % de las exportaciones totales del país en bienes durante los primeros seis meses del año, consolidándose como uno de los principales motores de ingreso de divisas.

Esto resultó en que el complejo petrolero-petroquímico se convirtiera en el segundo complejo exportador en importancia, por debajo del sojero. En tercer lugar está el automotor, y en cuarto el maicero. Para 2030 se estima que las exportaciones de combustible y energía superen a los productos primarios de origen agropecuario, lo que explica el cambio de paradigma en este sector.

El declive de la producción boliviana y la necesidad de buscar nuevas fuentes de energía en países vecinos de la región posicionan a Argentina como un proveedor competitivo, lo que pronostica un futuro auspicioso para nuestro país en este rubro.