En su último informe sobre Argentina, el banco estadounidense Citi sostuvo que el comportamiento del Gobierno el lunes posterior a las elecciones será más relevante para el rumbo económico que el propio resultado electoral.

Según la entidad, el país atraviesa una etapa de fragilidad institucional y económica, en la que la confianza de los mercados y de los ciudadanos se convirtió en un factor tan determinante como las cifras macroeconómicas.

El informe recuerda que entre diciembre de 2023 y marzo de 2025 el Gobierno logró una fuerte mejora fiscal, con el paso de un déficit primario crónico a un superávit del 1,8% del PBI hacia fines de 2024. La inflación, que había cerrado 2023 en torno al 211%, se redujo al 118% en 2024 y proyecta una desaceleración hasta el 30% en 2025.

Sin embargo, el Citi advierte que estos avances se dieron sin una acumulación significativa de reservas en el Banco Central, lo que expone a la economía a una eventual crisis de confianza.

El equipo económico defiende esta política de no acumulación de reservas, aunque el FMI insistió en mayores consensos políticos y en la acumulación de reservas. El Citi también habla sobre el distanciamiento que el gobierno tuvo este año de sus aliados políticos, lo que derivó en una clara debilidad legislativa y volatilidad cambiaria.

Para el Citi, el foco no debe estar en los comicios en sí, sino en la reacción inmediata del Ejecutivo una vez conocidos los resultados. El lunes siguiente, explican, marcará la diferencia entre una recuperación sostenida o un nuevo episodio de inestabilidad.

El banco sugiere que las primeras señales en materia de gabinete, política cambiaria y diálogo con el Congreso serán claves para los mercados.

Pese a las advertencias, el Citi mantiene una visión moderadamente optimista: destaca que Argentina cuenta con sectores capaces de impulsar un ciclo de crecimiento sostenido, como la energía, la minería, la agroindustria y la inteligencia artificial.

También menciona que los compromisos de deuda entre 2026 y 2028 son reducidos —menos del 2% del PBI—, lo que otorga cierto margen para consolidar las reformas si se mantiene la estabilidad política. El respaldo de Estados Unidos, tanto financiero como diplomático, es visto como otro elemento de apoyo clave.

La designación de Pablo Quirno como nuevo canciller fue la primera de varios cambios en el gabinete, que contará con las salidas obligadas de Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa). También se espera que Mariano Cúneo Libarona deje su cargo como ministro de Justicia. El nuevo gabinete puede tener integrantes del PRO, lo que daría señales de renovación y mayor capacidad de acuerdos.