Una delegación de alto nivel de la República Popular China, integrada por 15 funcionarios y ejecutivos de grandes empresas, visitará esta semana la Argentina con el objetivo de fomentar nuevas inversiones en sectores estratégicos. Energía, infraestructura, transporte, agroindustria, finanzas, tecnología y telecomunicaciones figuran entre las áreas prioritarias en la agenda bilateral.

La visita, organizada por el Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional (CCPIT) y la Cámara de Comercio Internacional de China (CCOIC), marca un hito en la relación económica entre ambos países. En este contexto, se prevé la renovación de un acuerdo de cooperación firmado en 2016, que abre nuevas oportunidades para empresas argentinas como Bagó, Molino Cañuelas, Biosidus, ICBC y Marval, que participarán activamente en las rondas de negocios.

Este acercamiento ocurre pocos días después de la renovación del swap de monedas por US$ 5.000 millones entre el Banco Popular de China y el Banco Central argentino, una operación vital para reforzar las debilitadas reservas del país. El swap no solo representa un alivio financiero, sino también un gesto político que evidencia la voluntad china de consolidar su influencia en América Latina, en plena tensión geopolítica con Estados Unidos.

La llegada de la misión coincide, además, con recientes visitas de funcionarios estadounidenses —incluyendo al jefe del Comando Sur y al secretario del Tesoro— lo que posiciona a la Argentina como un territorio clave en la disputa por la hegemonía en la región. Frente a esto, el gobierno de Javier Milei, que en sus inicios se mostró reticente a estrechar lazos con Beijing, parece haber adoptado un giro pragmático. La reunión del presidente con Xi Jinping durante el G20 en noviembre de 2024 fue el primer gesto visible de ese cambio de rumbo.

China representó el 24,7% de las importaciones argentinas en el primer trimestre de 2025, consolidándose como uno de sus principales socios comerciales. La agenda de esta misión incluye también la posible reactivación de proyectos como las represas de Santa Cruz, aunque aún persisten obstáculos financieros para su continuidad.

El interés chino por Argentina responde a una estrategia de diversificación de mercados y ampliación de influencia. Para el Gobierno argentino, en plena recesión y con necesidad urgente de dólares, la llegada de inversiones es más que bienvenida. La diplomacia económica vuelve a ocupar el centro de la escena.