Problemas para Saenz en Salta: crece el escándalo con la policía
El gobierno de Salta continua conmocionado por el escándalo que sacude a la policía provincial y las miradas se posan ahora sobre el gobernador, Gustavo Saenz, por la falta de respuesta ante un conflicto que escala y parece no encontrar fin. La denuncia presentada días atrás por personal policial a los directores de la Unidad Regional N°8 por múltiples delitos, entre ellos, robo, sobornos, cohechos, tráfico de drogas y mercancías, continua exponiendo que hay un sistema corrupto entre las fuerzas de seguridad provinciales.
Si bien las primeras reacciones se posaron sobre Ernesto Velázquez y Cristian Chaile Maldonado -como los responsables de la Unidad- por haber encubierto operaciones ilegales realizadas por policías de la zona, quienes interceptaban a bagalleros para robarles pertenencias, que luego vendían sin documentar los procedimientos, lo cierto es que rápidamente se empezó a corroborar que era una acción más dentro de un caos que se desata en toda la provincia.
Además, el informe de las fuerzas de seguridad de la localidad de Rivadavia detalla cómo los directores supuestamente exigían favores indebidos, incluyendo regalos de carne y favores sexuales del personal femenino, amenazando con represalias o traslados en caso de negativa. Además, se alega que utilizaban el único móvil policial disponible para actividades personales, dejando a los destacamentos más alejados sin cobertura y facilitando el tráfico de drogas en la región.
Cabe recordar que en el mes de julio salió a la luz otra denuncia contra otros agentes policiales en otra zona. Aquella denuncia contra dos policías de Tartagal terminó con ambos detenidos por la Gendarmería Nacional en un control en la localidad de Aguaray sobre la ruta nacional 34, a quienes les secuestraron 420 kilos de cocaína y les dictaron la prisión preventiva.
Estos últimos hechos exponen situaciones muy sensibles para el gobierno provincial y dejan en jaque a Marcelo Dominguez, quien por el momento actúa como ministro de Seguridad y Justicia de la provincia. Por estas horas, el propio gobernador busca la solución del tema y piensa en el reemplazo del ministro: el único objetivo es evitar que se propague la famosa frase de la «maldita policía» en su gestión salteña.
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