El conflicto laboral que estalló dentro del Museo Nacional de Bellas Artes dejó al descubierto algo más que una disputa entre empleados y un restaurante concesionado: puso en jaque la credibilidad de una de las instituciones culturales más prestigiosas del país y expuso el silencio de sectores influyentes del ámbito cultural.

Trabajadores de La Fernetería Restaurant, espacio que funciona dentro del museo, denunciaron públicamente sueldos en negro, aportes impagos y contratos ficticios de media jornada que encubren horarios extendidos. “Es un escándalo a la vista de todos”, señalaron los manifestantes en la protesta registrada por Identidad Sindical.

Las críticas apuntan no solo contra la empresa concesionaria, sino también contra la Asociación Amigos del Bellas Artes y las autoridades del museo, a quienes acusan de mirar hacia otro lado pese a tener la obligación de supervisar la concesión. Según los trabajadores, la asociación se beneficia de privilegios, descuentos y firma de tickets como si fueran los verdaderos dueños, al tiempo que omite denunciar irregularidades flagrantes. Amigos del Bellas Artes está dirigida por una comisión de 23 miembros cuya responsabilidad es hacer cumplir los objetivos establecidos por los socios fundadores y apoyar al Museo Nacional de Bellas Artes en el orden artístico y material.

Consultado por el medio Identidad Sindical, el abogado y coleccionista Julio César Crivelli, presidente de la asociación, intentó despegarse: “La asociación no recibió ninguna denuncia y los empleadores son los de La Fernetería”. Pero en la misma respuesta admitió: “Por supuesto, lo controlamos desde la asociación y está todo al día”. Una declaración que dejó en evidencia la contradicción central: o controlan y mienten, o no controlan y encubren.

Silencios que pesan

Lo que genera mayor malestar es el mutismo de figuras reconocidas del ámbito cultural, muchas de ellas integrantes o cercanas a la Asociación Amigos. Artistas, coleccionistas y referentes que suelen alzar la voz en debates públicos han optado esta vez por callar. Ese silencio, advierten especialistas, “termina legitimando la precarización dentro del museo que debería ser ejemplo de excelencia institucional”.

Posibles consecuencias legales y políticas

En términos jurídicos, el caso puede escalar. Tanto la asociación como el museo podrían ser considerados responsables solidarios por haber otorgado y supervisado una concesión que no garantiza condiciones laborales legales. Esto habilitaría demandas colectivas en el fuero laboral y la intervención del Ministerio de Trabajo.

A su vez, la Secretaría de Cultura de la Nación queda bajo la lupa. La pregunta que comienza a instalarse es si existe responsabilidad política directa por no haber controlado la concesión dentro de un organismo público dependiente de su órbita.

La protesta no solo expuso salarios en negro: abrió el debate sobre el modelo opaco de concesiones en instituciones culturales financiadas con fondos públicos. La continuidad de La Fernetería bajo estas condiciones amenaza con dañar la reputación del Bellas Artes y cuestionar la transparencia en la gestión cultural argentina.

En definitiva, La Fernetería se convirtió en un símbolo incómodo: un restaurante que funciona dentro del museo más importante del país mientras reproduce prácticas de precarización laboral. Entre concesiones opacas, silencios cómplices y omisiones estatales, el Bellas Artes corre el riesgo de quedar asociado más a la complicidad que a la excelencia que dice representar.

El reconocido empresario gastronómico

La situación se agrava al considerar quién está detrás de La Fernetería. Su dueño, Diego Díaz Varela, no solo repite este modus operandi de precarización laboral en todos sus restaurantes, sino que, además, arrastra un historial judicial pesado: ya enfrentó causas serias en Arca que lo dejaron al borde de la cárcel, e incluso debió cumplir probations judiciales por las mismas irregularidades. Contar con una figura tan insolvente, poco seria y con antecedentes de esta magnitud no solo expone a la empresa, sino que también coloca a la asociación en una posición de corresponsabilidad ineludible. “El reconocido empresario gastronómico” puede leerse en varias publinotas de medios locales.

Cultura y Amigos del Bellas Artes en alerta por La Fernetería: denuncias de trabajo en negro y complicidad institucional