Las elecciones en Corrientes dejaron un resultado contundente: el oficialismo provincial, Vamos Corrientes, alcanzó más del 50 % de los votos y disipó cualquier posibilidad de segunda vuelta. Con esa performance, Juan Pablo Valdés se consagró gobernador electo y sucederá a su hermano, el actual mandatario Gustavo Valdés.

El triunfo consolidó la continuidad de la gestión provincial y mostró la fortaleza del radicalismo correntino en un escenario político nacional marcado por la fragmentación. Desde temprano en la noche, pese a la muy lenta carga de datos oficiales —para la medianoche apenas se había publicado el 27 % de las mesas escrutadas y la web del escrutinio provisorio registraba constantes intermitencias—, el oficialismo salió a festejar una victoria que se percibía irreversible.

En contraste, La Libertad Avanza terminó en un lejano cuarto lugar, quedando muy por debajo de las expectativas que la fuerza libertaria había proyectado para expandirse en el interior del país. El resto de la oposición provincial, debilitada y sin un armado competitivo, quedó fuera de juego frente al peso de la maquinaria oficialista.

Con este resultado, Corrientes ratifica su lugar como bastión radical en el mapa político argentino. El traspaso de mando entre hermanos no solo asegura la continuidad del proyecto iniciado por Gustavo Valdés, sino que también refuerza la influencia del oficialismo local en la discusión nacional de cara a los próximos años.