La jornada electoral de este domingo dejó un dato que encendió alarmas en todo el arco político: solo el 66% de los argentinos fue a votar, el nivel de participación más bajo desde el retorno de la democracia. Según datos oficiales, más de 12 millones de personas decidieron no concurrir a las urnas, sobre un total de 35.9 millones de electores habilitados.

El fenómeno no tomó por sorpresa a los analistas. Durante los últimos meses, en 10 provincias que desdoblaron sus comicios, la participación ya venía cayendo: en seis de ellas ni siquiera se alcanzó el 60%. En Chaco, por ejemplo, la mitad del electorado se ausentó.

Entre las causas más mencionadas, los consultores apuntan al malestar social, la crisis económica y el desgaste con la dirigencia política. También pesan factores como la desconfianza en las instituciones, la percepción de corrupción, la falta de propuestas concretas y la sensación de que el voto ya no cambia nada.

Históricamente, las elecciones legislativas solían rondar el 77% de participación promedio, pero esa cifra viene cayendo desde 2015. El dato de hoy confirma una tendencia preocupante: la apatía electoral crece y la democracia pierde presencia en las urnas.