El escenario político de la Ciudad de Buenos Aires cambió de manera radical: por primera vez en casi dos décadas, el PRO quedó fuera de los dos primeros lugares, derrotado por una fuerza en ascenso. La Libertad Avanza, liderada a nivel nacional por el presidente Javier Milei y con Manuel Adorni como principal candidato, se impuso en las elecciones legislativas porteñas con el 30,13% de los votos, rompiendo una hegemonía que comenzó en 2007.

En segundo lugar quedó Leandro Santoro, representante del peronismo, con el 27,34%. Pero el golpe más fuerte lo recibió el PRO, que cosechó apenas un 15,93% con Silvia Lospennato como figura central. Fue una derrota no sólo electoral sino simbólica, ya que la fuerza fundada por Mauricio Macri no logró imponerse en ninguna de las 15 comunas de la Ciudad, un territorio que gobernó sin interrupciones durante 18 años.

El resultado fue también un revés para el actual jefe de Gobierno, Jorge Macri, quien optó por desdoblar los comicios para intentar blindar su gestión, muy cuestionada durante la campaña. La jugada, sin embargo, no tuvo efecto: el electorado porteño optó por una renovación y premió la narrativa libertaria impulsada desde Casa Rosada.

La figura del vocero presidencial, Manuel Adorni, emergió con fuerza. Al subir al escenario del búnker libertario con la música de Rocky, agradeció a la militancia, a su familia y especialmente al presidente Milei, a quien definió como el gran respaldo de la campaña. “Hoy ganó la Libertad, una vez más”, declaró eufórico.

Este resultado no fue solo una contienda local, sino una señal clara de que el proyecto libertario continúa consolidándose como fuerza nacional. La elección fue leída como una disputa de modelos, y los votantes optaron por el cambio propuesto por Milei y su equipo.

En contraste, figuras clave del pasado como Horacio Rodríguez Larreta (8,08%) y otros candidatos menores quedaron relegados a un plano prácticamente testimonial. Incluso Ramiro Marra, excandidato a jefe de Gobierno por La Libertad Avanza, apenas superó el 2,6%.

Los resultados también marcan un cambio generacional y de agenda. El mensaje fue claro: el electorado porteño busca algo distinto a las fórmulas tradicionales, incluso en su bastión histórico. La Libertad Avanza logró convertir su propuesta en un fenómeno político con capacidad de tracción real, incluso en terrenos hasta ahora vedados.

En un tablero reconfigurado, el futuro político de la Ciudad —y del país— parece estar en manos de quienes lograron canalizar el hartazgo con las viejas estructuras. Y, por ahora, esa fuerza tiene nombre y apellido: Javier Milei.