La campaña actual de la diputada provincial se apoya en la imagen de una outsider que denuncia los privilegios de la “casta política”, pero que al mismo tiempo no escapa de ser blanco de las mismas acusaciones que suele dirigir a sus adversarios. La última acusación que recibió fue la revelación de que su esposo fue contratado como asesor dentro de su equipo legislativo. El hecho generó una oleada de críticas en redes sociales y en medios provinciales, donde se cuestionó la ética de la decisión y se señaló una supuesta contradicción con su discurso de transparencia. Granata respondió con firmeza y justificó la contratación como una "cuestión de confianza" y minimizó las críticas, asegurando que su entorno necesita gente leal y comprometida.

Críticas a Pullaro como defensa

Lejos de mantenerse a la defensiva, Granata redobló la apuesta y apuntó directamente contra el gobernador Maximiliano Pullaro. En declaraciones públicas, denunció que el mandatario cuenta con un equipo de 1.300 asesores, entre los que, según ella, se encuentra incluso su exesposa. La acusación buscó poner en evidencia lo que considera un uso excesivo y discrecional de recursos públicos, y también exponer una doble vara a la hora de juzgar decisiones políticas.

Desde el entorno del gobernador desestimaron las cifras y calificaron las declaraciones como parte de una estrategia mediática para reposicionarse en un contexto electoral adverso. Aun así, el cruce encendió el debate sobre el gasto en asesores dentro de la política provincial y puso a ambos dirigentes en el centro de una discusión que combina ética, transparencia y poder.

Una elección de supervivencia

Amalia Granata sabe que este domingo no solo se define su futuro en la Legislatura, sino también la supervivencia de su espacio político, que ha tenido dificultades para ampliar su base y consolidarse más allá de su figura personal. Sin una estructura partidaria tradicional, su proyecto se apoya casi exclusivamente en su imagen y en su capacidad para instalar agenda mediática.

En un escenario competitivo, donde proliferan alianzas partidarias y candidatos con mayor estructura territorial, su estrategia se enfoca en movilizar a un electorado desencantado con los partidos tradicionales y en fidelizar al votante que la acompaña desde su irrupción en la política. La intención de voto, que hoy ronda el 11%, es bastante alta considerando la falta de estructura partidaria que tiene. 

¿Tiene posibilidades de hacer una buena elección?

Amalia Granata: entre la controversia y la lucha por su futuro político en Santa Fe

La encuesta realizada por la consultora Isasi-Burdman refleja que la intención de voto que tiene Amalia Granata es de un 11%. Este porcentaje se vio aumentado debido a que la Convención Constituyente de Santa Fe tiene como objetivo la redacción de una nueva Constitución Provincial. Esto representa una nueva oportunidad para reformar las leyes fundamentales de la provincia y, gracias al discurso “pro-vida” anti político de la modelo santafesina, la intención de voto hacia su partido creció.