El gobernador Gildo Insfrán logró este domingo una nueva victoria aplastante en Formosa, con resultados que no solo reafirman el dominio del PJ en la provincia, sino que también allanan el camino para una posible reforma constitucional que le permitiría volver a postularse en 2027.

Con más del 60% de las mesas escrutadas, el oficialismo alcanzaba más del 65% de los votos tanto en la elección de convencionales constituyentes como en la renovación de legisladores provinciales. Este triunfo le garantiza a Insfrán el control absoluto de la futura convención encargada de modificar la carta magna provincial, reformada por última vez en los primeros años de su gestión.

La reforma apunta a eliminar el artículo que permite la reelección indefinida, una cláusula que estaba bajo la lupa de la Corte Suprema. Anticipándose al fallo, el oficialismo sancionó en la Legislatura —donde cuenta con mayoría abrumadora— una ley que declara la necesidad de modificar completamente la Constitución. Cuando el máximo tribunal finalmente se expidió en contra de la reelección perpetua, Insfrán ya había movido sus piezas. Todo indica que el nuevo texto podría habilitarlo a postularse nuevamente, bajo el argumento de que comenzaría a contarse desde cero el período actual, lo que abriría la puerta a una "última danza" electoral en 2027.

El debut libertario

La elección también dejó señales novedosas. La Libertad Avanza, sin figuras nacionales de peso, alcanzó un 10% de los votos, convirtiéndose en una fuerza emergente en una provincia históricamente adversa a proyectos ajenos al aparato oficial. Fue un debut auspicioso, con un perfil más localista que en otras provincias, que logró instalarse sin quedar atrapado en la lógica binaria “con o contra Insfrán”.

Este crecimiento libertario preocupa a la oposición tradicional, que una vez más quedó relegada. La Confederación Frente Amplio Formoseño, que reunió poco más del 21%, volvió a quedar muy lejos del PJ y sin margen para capitalizar el descontento.

Una oposición sin respuestas

El resultado dejó en evidencia el desgaste de una estrategia opositora que insiste en reducir el fenómeno Insfrán a prácticas clientelares y electorales cuestionables. Si bien muchas de esas denuncias tienen asidero, no alcanzan para construir una alternativa sólida. La crítica sin propuesta se transformó, con el tiempo, en un techo más que en un trampolín.

En cambio, el crecimiento de La Libertad Avanza plantea un escenario de cara al futuro en el que la disputa política pueda reducirse a dos grandes bloques: el PJ de Insfrán y el emergente libertario. Si la oposición tradicional no redefine su identidad y estrategia, corre el riesgo de quedar definitivamente fuera del juego.