El mapa económico argentino ha cambiado significativamente en las últimas décadas, y uno de los fenómenos más destacados de esta transformación es el crecimiento sostenido de Neuquén en el Producto Bruto Interno (PBI) nacional. De ser una provincia marginal en términos de peso económico, hoy se posiciona entre las cinco más relevantes del país.

Así lo señaló el economista Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva en Fundar Políticas y referente de la plataforma Argendata. En un análisis comparativo sobre la evolución del PBI por provincia, destacó cómo algunas jurisdicciones históricamente influyentes han perdido protagonismo. “Entre Ríos y Tucumán alguna vez explicaron el 7% del PBI argentino. Hoy no llegan al 3%”, señaló. En contraste, Neuquén ha protagonizado un salto notable: “Hace un siglo no llegaba ni al 1%. Ahora ya roza el 4%”, explicó.

Este crecimiento se encuentra estrechamente vinculado al desarrollo de Vaca Muerta, una de las reservas de hidrocarburos no convencionales más grandes del mundo, y al despliegue de infraestructura asociada al complejo energético de la región. La expansión de la industria del gas y el petróleo, junto con la atracción de inversiones y el impulso en la generación de empleo, han contribuido a reposicionar a Neuquén en el tablero económico nacional.

El impacto de este cambio no es menor: la provincia patagónica ha superado en participación en el PBI a economías tradicionales como Mendoza —que desde la década de 1970 muestra un retroceso relativo—, además de relegar a Entre Ríos y Tucumán.

Neuquén ya no es solo sinónimo de energía. Su peso creciente refuerza su lugar como eje estratégico para el desarrollo productivo del país, en un contexto donde la diversificación y la federalización del crecimiento económico son temas centrales en la agenda nacional.