Desde el año 2009 para cada elección legislativa intermedia, el peronismo intenta jugar fuerte en la provincia de Buenos Aires al apostar por nombres de peso con el objetivo de sostener su centralidad política. Sin embargo, los resultados no siempre acompañaron la estrategia. Hoy, de cara al 2025, la crisis interna que atraviesa el peronismo bonaerense abre más preguntas que certezas, y la falta de un liderazgo claro agrava el panorama.

Repaso histórico

  • 2009: Néstor Kirchner, ex presidente, encabezó la lista del Frente para la Victoria y perdió ante Francisco De Narváez. Fue un golpe político que marcó el inicio de una etapa de fragmentación.
  • 2013: Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora, fue el elegido en un contexto tenso para el kirchnerismo. Cayó ante Sergio Massa, que rompía filas y fundaba el Frente Renovador.
  • 2017: Cristina Fernández de Kirchner regresó a la escena electoral con Unidad Ciudadana. Aunque perdió ante Esteban Bullrich, consiguió una banca en el Senado y reconfiguró el mapa opositor.
  • 2021: Victoria Tolosa Paz fue la apuesta del Frente de Todos en plena crisis pandémica. El resultado: derrota ante Diego Santilli y un nuevo revés para el oficialismo.

Hoy el PJ, una vez más, no tiene un liderazgo fuerte

El peronismo salía a competir con figuras reconocibles, el presente se caracteriza por la ausencia de liderazgos potentes y consensuados. Si bien el peso político de Cristina Fernández es innegable, peso político no es igual a votos y tampoco su “autoridad” como Presidenta del PJ significa que tenga el respeto y respaldo por sus pares. Una muestra clara de esto fue su pelea con Axel Kicillof con el desdoblamiento de las elecciones.

¿Quien queda para relanzar? Martín Insaurralde tras el escándalo de Marbella, perdió toda posibilidad. Axel Kicillof, si bien mantiene la gobernación con control territorial, no proyecta liderazgo partidario con vocación de reorganización del espacio. Victoria Tolosa Paz nunca tuvo centralidad. Máximo Kirchner, aunque tiene el respaldo de la presidenta del PJ, tiene un muy bajo nivel de aceptación social.

La crisis del peronismo bonaerense no es solo electoral, sino estructural. Sin conducción clara, sin narrativa potente y sin una localidad pujante o intendente que pueda dar testimonio de una gestión ejemplar, el partido se encuentra en un dilema: resistir con lo que queda del aparato o animarse a una renovación que, hasta ahora, nadie tiene la fuerza para liderar.

Todos los caminos conducen a Sergio Massa…una vez más

Con un Javier Milei que no suelta las riendas de la agenda pública -desde 2022- y un PRO totalmente encogido, el PJ bonaerense está obligado a reinventarse o seguir apostando por Sergio Massa que se mantiene presente y con vigencia siempre respaldado por el Frente Renovador. ¿Tiene el peronismo posibilidades de competir seriamente? pero más allá de estas legislativas en PBA, ¿puede el peronismo pensar un proyecto político de largo plazo y no solo “zafar” este 2025?.

Y utilizo la palabra “zafar” porque a nivel porteño es la estrategia planteada cuando se selecciona a Leandro Santoro como cabeza para las legislativas locales. Un “alfonsinista”, íntimo amigo de Alberto Fernández que encontró en el Peronismo un vacío de liderazgo y logró posicionarse como el único capaz de hablarle al electorado porteño.

Cuando uno mira la provincia de Buenos Aires no puede pensar en otra opción más que nombres sueltos, sin antecedentes políticos de peso, sin intendencias que sean “orgullo peronista” ni tampoco legisladores que puedan tomar como bandera alguna ley que le haya mejorado la vida a alguien como para hacer campaña con esa base. ¿Quien queda? el que puso cámaras de seguridad en Tigre, y no mucho más ya que su historia terminó ahí, ¿o acaso puede hacer alarde de su gestión como ministro de economía?. Parece dificil, pero en el peronismo todo puede ser una bandera política.